De la que entraba al gran recinto agropecuario en las afueras de Colmenar Viejo, vi un animal que me llamó la atención. Fue el protagonista de mis primeras fotos. Se trataba de un ejemplar de siete años llamado Indio J.T. 1º, perteneciente a la Yeguada Juan Tirado, de Trujillo. Quedé admirado de la planta y carácter vivo de aquel ejemplar. Si así son todos, me dije, esto va a estar estupendo.
Fueron fotos tras fotos a diestra y siniestra, hasta casi trescientas. Todos los animales eran dignos de formar un almanaque. A la hora de la final me fui hacia las gradas y tomé posición para ir fotografiando a los ganadores. Una rápida ojeada a los caballos agrupados en la categoría de los machos adultos y mis ojos se prendaron de inmediato de un ejemplar blanco, brillante, soberbio en su estampa, de paso majestuoso y porte altivo.Ese es el campeón, comenté en voz alta. Un señor a mi lado se volteó y me preguntó, riendo: -¿Eso piensas? -Sin dudas -le dije. -¿Y cual crees que será el subcampeón? Miré todo el grupo y respondí: -Ese puesto creo que está más reñido, todos tienen una estampa de película; pero me inclino por el Indio. El hombre se rió a carcajadas y me dijo que pronto lo sabríamos.
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